Fuimos a buscar una maceta grande para transplantar una palmera que Pochi plantó y vio crecer. "Nació desde el carozo", me dijo. Está orgullosa de haberle dado vida. Hubo otra, que estaba en la casa de Pura, pero que no superó un transplante caótico que intentamos hacer el año pasado.
La pobre que todavía vive estaba en una maceta muy linda, de barro rojo, pero le había quedado tan chica que terminó reventándola. La mudanza le va a sentar bien. La maceta nueva es enorme, le pusimos más de una bolsa de tierra.
Pochi está a full con su panza, feliz, radiante. Y yo, yo también.
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