miércoles, noviembre 19, 2003

La feria menos cool (tercera y última parte)

Con una gorra blanca de Frigor, Marcos está apoyado sobre una muleta atrás de su changuito para hacer las compras, cargado con dos heladeras de tergopor. Acomoda los helados entre el humo del hielo seco. Dice que el 16 de diciembre de 2002 lo atropelló una camioneta que se dio a la fuga. Ya sabe parte de la patente, ya tiene un abogado, y ya lo va a encontrar.

En la feria los sábados no hay tanta gente como los domingos. Un día de calor, dice Marcos, puede llegar a vender entre 500 a 600 helados. A los que vende a 50 centavos (palitos de crema y agua) les saca 15, y de cada taza de 1 peso le quedan 50 centavos. Los tres kilos de hielo seco le cuestan unos 7 pesos. “Tengo buena mercadería”, dice. Y efectivamente, el palito de crema de vainilla es rico.

Preguntando entre los feriantes me dicen que la delegada del sector de la calle Corrientes es Marta, pero cuando me acerco y le digo que soy periodista y que hablé con Julio se enoja y dice que no quiere hablar, que “los de allá” (en relación a Julio) son unos tránfugas, unos delincuentes. Marta vende garrapiñadas, alfajores caseros, golosinas. Grita. Le insisto, trato de explicarle que no trabajo para Julio, ni tengo nada que ver con él. Pero ella no escucha. Dice que es la feriante más antigua.

Me retiro y desde el puesto de al lado, sigilosa, se acerca Susana. Mirando para otro lado me dice “anotá este teléfono, acá no puedo hablar”. Al día siguiente llamo.

“En la feria hay algo grande –dice Susana-, un tal Gilberti de la municipalidad tiene todo arreglado. El gobierno autorizó 400 puestos y ahora hay arriba de 1300. Esos son los armadores, que hacen negocio y cuantos más halla para ellos mejor. Son cuatro: Osvaldo Campos, Tito Laprida, Germán Acosta y Víctor Rodríguez. Arman los puestos y también alquilan toldos y sillas. Ellos manejan todo. También está el cableado de la luz, que te cobran 4 pesos por mes. Eso te digo además de la luz, que hay muchos que se la roban al parque. Nosotros los del sector Corrientes no, viene la factura y la pagamos entre todos”.

Le pregunto si no es mejor que la feria crezca para que atraiga a más gente. Dice que cada vez se vende menos. Le pregunto por alguna otra cosa rara que ella haya visto. Dice que me habla por lo que se dice en la feria: en general nadie quiere a los peruanos porque se instala uno y de a poco viene toda la familia y hacen grupo cerrado. En los puestos de perfume la mercadería es toda robada. Sobre Concepción Arenal el tipo de las camperas de cuero también le vende marihuana a chicos de diez años. Otro puesto de cañas de pesca también.

“Fijate los puestos que están bien cerraditos, vas a ver que vienen algunos que abrazan al puestero. Eso es droga”, dice. También hay quienes venden armas. Como la mamá de Santo Biasatti pasa siempre por ahí, Susana le dio una nota para que los de Canal 13 hagan una investigación. Le dijeron que algo iban a hacer, pero “como siempre” no pasó nada.

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