Erguido, oscilante, la risa desdentada
Faustino mira el confín de sus dominios:
el sillón capitoné de terciopelo rojo
y más allá el jardín con la enredadera.
Sin seis meses todavía
es príncipe indiferente
a los emocionados golpes
de su mano indócil,
a la mano que lo sostiene.
Un emperador cándido,
sin orgullo y sin enemigos.
1 comentario:
Bellas, sentidas palabras las tuyas, Nico. Poesía para bebés encantadores...
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