domingo, junio 03, 2007

Paul Basset: expresso de medianoche


El australiano Paul Basset es campeón mundial del café expresso y además un hábil hombre de negocios. Con sólo 28 años es uno de los referentes del mundo del café, tiene su propio programa de televisión, escribe en varios medios y es el embajador de BMW para Australia. Dice que el café no puede ser instantáneo, no tomarse con azúcar, ni con leche. Todo un puritano.

Lo primero que cruza por la imaginación de los que no conocen el significado de la palabra creen que barista es alguna especialidad dentro de los barmans, un propietario de bares o algo por el estilo. Pero no. En Italia barista es el que prepara el café expresso, de los que en Buenos Aires hay tantos, un personaje anónimo sin el protagonismo escénico del mozo, a penas visible tras los vapores de su máquina infernal. Es difícil creer que pueda existir un Campeonato Mundial de Baristas pero aún más increíble es que uno de los baristas más conocidos del mundo no sea italiano, brasilero ni porteño sino australiano. Ese es Paul Basset, el único australiano y el hombre más joven de la historia en hacerse del título.

Paul no toma café instantáneo precisamente; ante la pregunta telefónica dice que “desafortunadamente” no cree que tal sustancia pueda incluirse en la categoría de café. Tampoco compra café en el supermercado y recomienda que nadie lo compre ahí. Él está en Sydney. Allá son las 12 de mediodía, acá en Buenos Aires ya bastante tarde en la noche. “Qué lindo Buenos Aires –exclama, con simpatía-, siempre quise ir para allá, algún día lo voy a hacer, es una ciudad maravillosa”. Dado el ritmo de trabajo de Paul, no sería raro recibir un e-mail un día de estos, avisando su inminente llegada. Una de las tareas desagradables que le toca hacer es viajar por destinos turísticos del globo charlando en intercambiando secretos con baristas reconocidos para grabar los capítulos del programa televisivo “Un café con Paul Bassett”, que él mismo escribe y produce y que sale por Discovery Travel & Living. Pobre hombre.

Como la de muchos amores, su historia con el café es más intensa que larga. En el 2000 Paul hizo un viaje a Italia, eran unas vacaciones pero el tipo tenía el espíritu abierto para recibir el llamado que finalmente llegó. “Me di cuenta que no se le estaba dando suficiente atención al café –dice-, había muchos detalles sueltos, es una sustancia muy compleja, con grandes potencialidades y nadie estaba haciendo gran cosa por darlas a conocer. Todo eso me inspiró”. No lo dudó, quería que el café fuera parte de su vida hasta el fin.

No eran sus primeros contactos con el mundo gourmet y de los sentidos, sus padres son propietarios y operan varios restaurantes y cafés en el área de Sydney. A esa herencia Paul sumó una gran habilidad para hacer negocios y manejar su imagen. “Cuando llegué de Italia a Sydney, ya decidido a ir a fondo con esto, me concentré en armar una red de contactos. Sabía que me gustaba el café, tenía pasión y la ambición de convertirme en alguien conocido. Hablando con la gente del mercado, desde productores de granos hasta técnicos de máquinas expresso, empecé a entender la ecuación del mundo del café y di inicio a mi viaje”.

Además de convertirse en el front man del sector cafetalero, insignia de toda una bebida, Bassett se metió en el diseño industrial, de la mano de una compañía que fabrica máquinas de café express. Y de ahí avanzó en otro tipo de tareas relacionadas con la imagen corporativa. Es embajador de la marca BMW en Australia, columnista fijo de la revista Crema y columnista invitado en de la revista Men’s Style.

Con tales antecedentes y aún sin conocerlo en persona es fácil imaginar que Basset no tiene el aspecto de un barista tradicional, de esos con delantal blanco, después de todo, además de ser un campeón mundial es una estrella global de la televisión. Y todo con apenas 28 años.

¿Es cierto que para ganar en Boston (donde se hizo el Campeonato Mundial de Baristas en 2003) te preparaste con un psicólogo?

Bueno si…(se ríe y suena un poco desconcertado) sucede que uno de mis mejores amigos es psicólogo especialista en deportes y trabajé con él. Creo que en buena parte eso hizo la diferencia, me preparé especialmente. Pero también es cierto que pasaron 4 años de duro trabajo antes, primero tuve que ganar el Campeonato Nacional en mi país. Lo importante en este tipo de competencias es tener bien abiertos los ojos y traducir eso en unos puntos sobre el papel. Podés saber mucho sobre el producto pero tenés que poder expresarlo en poco tiempo.

¿En qué consiste la competencia?

Son tres días pero todo se resuelve en 15 minutos, en los que estás únicamente vos y tu máquina. Una de las habilidades del barista es la velocidad. En ese tiempo tenés que preparar tres cafés para cuatro jueces, es decir, cuatro expressos, cuatro capuchinos, y cuatro de una creación propia, en la que, por decirlo de alguna manera, cada competidor pone su toque artístico.

¿Qué relaciones encontrás en el consumo del café y del vino?

Yo crecí con mis padres alrededor del vino y las uvas. Creo que ambas son sustancias muy complejas sobre las que se puede aprender un montón. También, como el vino, el café está en boga, especialmente el expresso, la gente quiere tener una máquina en su casa para experimentar y ser protagonista de algo que antes estaba en manos de otros. El vino también vive un esplendor de descubrimiento, del que participan los amigos. Para algunos el café expresso se convirtió en un show, algo de qué hablar y entender, no sólo es una forma de hacer café sino todo un estilo de vida. Es casi un tópico en la cena, similar al momento en que alguien trae a la mesa una botella de un buen vino y se habla sobre de dónde viene, en qué año se elaboró, con qué uvas.

¿Qué tipo de vino te gusta?

Soy fanático de los vinos italianos, me encanta la variación en sabor y uvas de región a región, además creo que me siento atraído por la conexión romántica que tengo con ese país. Entonces, cada vez que tomo un vino italiano me transporto a la hermosa experiencia que tuve viajando por ahí.

En Australia tienen buenos vinos ¿no te gustan?

Sí, son buenos pero prefiero los italianos.

¿Cómo empezaste en la televisión?

Ese proyecto nace a partir del apoyo de la empresa Sunbean, en la que trabajo colaborando en el diseño de una máquina para hacer café expresso. Fue muy interesante trabajar con ingenieros y diseñadores, logramos algo que según creo que es “LA” máquina, la que permite alcanzar los mayores resultados. Ya está disponible en Australia y Nueva Zelanda. La gente de esta empresa estuvo siempre interesada en crear una conciencia acerca del café, en definirlo como una especialidad, así que fueron ellos quienes crearon la base para lanzar el programa.

¿Y cuál fue la idea central de la emisión?

Hacer algo divertido y mostrar todos los aspectos del café, desde la manera en que la gente lo disfruta, los grandes cafés del mundo y cómo el café es un lubricante social. Además, contar de dónde viene, cómo se cultiva, cómo se procesa, cómo se tuesta, cómo se puede moler de tantas maneras diferentes y en algún sentido lo similar que es al vino, porque si viene de Brasil o de Kenia o si es tostado o procesado de determinada manera, la sustancia final tendrá un rango variado de diferentes sabores. Ese tipo de cosas queríamos mostrar, que al final del día la gente vaya a su casa y disfrute una buena taza de café y que además sepa cómo lograrla, ese era el objetivo.

Ya que estamos ¿cómo se hace una buena taza de café?

Lo más importante es que el café sea fresco, al fin del día nadie es mago y no hay nada que el azúcar o la leche puedan hacer para disfrazar un café de mal sabor. Lo mejor es comprar café directamente de un tostador, alguien que está comprometido con la frescura y calidad de los granos y que saca de ellos su mayor potencial. Empezar por ahí te da la chance de lograr café realmente bueno. Después, para el espresso necesitas café tostado entre medio y moreno, no más de ocho o nueve días de tostado. Lo peor es compran café en el supermercado, como pasa con las frutas y los vegetales, la única manera de saber que es fresco es comprarlo en un negocio especializado. El café se debe moler justo antes de prepararlo, lo ideal es tener un molinillo para café espresso de buena calidad o, al menos, un molinillo de café en general. El molido es tan importante como la calidad de la máquina espresso.

Contame un poco más del programa ¿qué tipo de cosas hacés?

Vamos a distintas zonas de Australia y hablo con los gerentes de las plantaciones, o vamos a otros países como Italia a visitar bares conocidos por el buen café que hacen, muestro cómo funcionan las mejores máquinas de café expresso, mostramos cómo utilizar el café para hacer tragos o bebidas frías, o vamos a visitar un museo del café, ese tipo de cosas, como podés ver, cosas muy divertidas.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Estoy pensando en hacer una nueva serie. No la segunda parte de “Living Coffee” sino una distinta. También abrí tres bares de de café espresso llamados “Paul Bassett Concept Coffee Stores” en Tokio. También quiero seguir trabajando acá en Australia en la compañía Sunbeam, desarrollando máquinas espresso y molinillos.

¿Tomás mucho café por día?
Si es bueno sí… y mucho, rara vez le agrego leche, usualmente lo tomo negro porque me gusta degustar sus características organolépticas. Cuando el paladar se acostumbra es posible sentir las mezclas. Tampoco me gusta ponerle azúcar… como ves a la hora de disfrutar del café soy un poco puritano.

Nicolás Falcioni

1 comentario:

Cristian D. Giordelli dijo...

Pregunto, no veo por que deba ser Brazilero... y mucho menos Porteño. Que la costumbre haga ir a tomar un cafe todas las mañanas y que los personajes de cafetines se la pasen charlando, con pucho y cafe por medio no los hace sabios. Hay otro mundo fuera, y en mis viajes me di cuenta que no sabemos un carajo. Con respero... No quieras poner a os porteños conocedores de cafe, ya que no cumplen ni el 1% de las reglas basicas.


Buena nota.