lunes, junio 12, 2006

El árbol

Poema escrito para Sandra en mayo de 2006

Dio ochocientas veinticuatro vueltas

la semilla antes de caer y crecer

en mí ¿qué viento la trajo? ¿qué lluvia la regó?

Habrá sido el optimismo babasónico que yo mismo

desconocía,

o la tosca inteligencia de las tripas.

Las ramas se abrieron paso más allá de mi cabeza

y hoy las llevo aparatosamente por la calle

mientras camino.

Soy el hombre lleno de dicha

que jamás imaginé

salvo el sueño aquel. Con la semilla, el árbol

y toda esta novedad

la bruja de la cueva

sin cara y sin cuerpo, murió

también.

Hay muertes felices

que no merecen castigo,

aunque entenderlo hayan sido

tantos preciosos años.

El amor crece

y transforma todo a lo largo

como un cristal,

aún en el peor desierto.

Puedo dar mucho más

que fe.

En un planeta

que gira suspendido en lo profundo

y no mucho más

finalmente,

me siento parte de ustedes.

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